El mensaje
de los profetas: Salvación
En la lección 7A, aprendimos por qué el pueblo de Israel y
Judá merecía castigo; y fueron exiliados.
Junto con la advertencia de castigo, los profetas también prometieron salvación, el tema de hoy.
Junto con la advertencia de castigo, los profetas también prometieron salvación, el tema de hoy.
Primero el pueblo necesitaba salvación de su cautividad,
para poder volver a su país. Pero más que eso, necesitaba salvación del pecado,
para no continuar desobedeciendo al Señor. Y por último, Dios les prometió
salvación del sufrimiento y de la muerte, para que pudieran compartir su gloria
para siempre.
Salvación
de la cautividad
Dios cumplió su promesa de esta salvación a partir del 539
a.C. cuando se permitió a los judíos regresar de Babilonia a su patria. No
todos regresaron de una vez, pero durante los siguientes 100 años pudieron
reconstruir el templo y los muros de Jerusalén.
“Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio.” (Jeremías 33:7)
“Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio.” (Jeremías 33:7)
Salvación
del pecado
El segundo paso de la promesa de Dios fue la salvación del
pecado. Cuando los Judíos regresaron a su país, procuraron mucho más que
antes, seguir la ley de Dios.
No cayeron más en la idolatría y comenzaron de nuevo a ofrecer sacrificios de animales en el templo. Los judíos más fieles, llamados fariseos, procuraron salvarse siguiendo la ley. Pero Jesús los llamo “¡hipócritas!... sepulcros blanqueados… serpientes!” (Mateo 23:27-33)
No cayeron más en la idolatría y comenzaron de nuevo a ofrecer sacrificios de animales en el templo. Los judíos más fieles, llamados fariseos, procuraron salvarse siguiendo la ley. Pero Jesús los llamo “¡hipócritas!... sepulcros blanqueados… serpientes!” (Mateo 23:27-33)
Todos los esfuerzos de los fariseos no fueron suficientes
para obtener la salvación del pecado. Sólo Cristo pudo hacerlo y el que confía
en Él logra perdón de los pecados y liberación de la esclavitud del pecado.
Cristo nos da una vida nueva y nuevas fuerzas, con la cual ganamos
victoria
sobre el pecado.
“Esparciré sobre vosotros agua
limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros
ídolos os limpiaré.
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.”(Ezequiel 36:25-26)
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.”(Ezequiel 36:25-26)
Salvación
del sufrimiento y de la muerte
Pero aun siendo el pueblo de Cristo, nuestra salvación no es
completa. Aún tenemos que enfrenar enfermedades, sufrimiento y muerte.
Esperamos el día cuando Cristo vuelva, cuando recibiremos nuevos cuerpos y la
tierra y el cielo serán renovados. Luego viviremos en la presencia y gloria de Dios
para siempre. ¡Qué gran gozo tendremos!
“Y destruirá en este monte la
cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a
todas las naciones.
Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.” (Isaías 25:7-8)
Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.” (Isaías 25:7-8)
El libro de Isaías es
un tesoro de preciosas promesas acerca de la salvación, en el encontramos 3
veces la palabra salvación y es un tema importante del libro de Isaías.
Salvación
de la cautividad en Isaías
En Isaías 45:1 Dios predijo el nombre del hombre que iba a
salvar a los judíos, es decir Ciro. Él era el rey de Persia que venció al rey
de Babilonia en 539 a.C. Ciro luego dio permiso a los judíos para volver a su
país. Escribió ese permiso en una tabla de barro que aún existe.
“Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí.
Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” (Isaías 45:21-22)
Salvación
del pecado en Isaías
“Todos los pueblos de la tierra” significa “todas las
naciones” Dios desea que todas la naciones encuentren salvación del pecado.
Para eso había escogido a una persona, el Mesías, quien sería salvador tanto de
judíos como de gentiles (no judíos). En el libro de Isaías, el Mesías tiene el
título de siervo de Dios. Por ejemplo, en Isaías 42:1 Dios dice: “He aquí mi
siervo, yo le sostendré” e Isaías 42:1 dice que este siervo “traerá justicia a
las naciones” y en el versículo 6 que
será “luz de las naciones”.
Isaías 42:7 describe la obra de este siervo:
“Para que abras los ojos de los
ciegos, para que saques de la cárcel a
los presos, y de casas de
prisión a los que moran en tinieblas”.
Hay diferentes clases de ceguera pero la peor es la ceguera
del pecado. Hay diferentes clases de cárceles pero la peor es la cárcel del
pecado.
Pero este siervo, es decir, el Mesías, tuvo que sufrir mucho, en Isaías 49:7 lo
describe como “menospreciado… abominado de las naciones”. Isaías 53 nos cuenta
en gran detalle de los sufrimientos de Cristo es uno de los capítulos más
maravillosos de la biblia.
Hasta ahora hemos aprendido acerca del Mesías, el siervo de
Dios; Dará salvación no sólo a los judíos, sino también a los gentiles. Dará
liberación a los cautivos, Luz a los ciegos y justicia a las naciones.
Salvación
del sufrimiento y de la muerte en Isaías
Morará el lobo con el
cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la
bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.
La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.
Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.
No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. (Isaías 11:6-9)
Tal situación no es posible todavía, porque esta tierra aún está dañada por los efectos del pecado. Todavía hay enfermedad, peligro y muerte. Anhelamos el día cuando este mundo sea plenamente librado de su estado de corrupción, y de veras el león vivirá en paz con el cordero. Tal tiempo no viene aun pero vendrá con toda seguridad porque Dios lo ha prometido.
“Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.
El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.
No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados”. (Isaías 60:18-20)
La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.
Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.
No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. (Isaías 11:6-9)
Tal situación no es posible todavía, porque esta tierra aún está dañada por los efectos del pecado. Todavía hay enfermedad, peligro y muerte. Anhelamos el día cuando este mundo sea plenamente librado de su estado de corrupción, y de veras el león vivirá en paz con el cordero. Tal tiempo no viene aun pero vendrá con toda seguridad porque Dios lo ha prometido.
“Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.
El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.
No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados”. (Isaías 60:18-20)
La
opinión de algunos eruditos es que esta profecía se cumplirá en la ciudad
terrestre de Jerusalén; otros opinan que la nueva Jerusalén será una ciudad
celestial. En ambos casos, esperamos esta situación perfecta cuando no habrá
más enfermedad, ni lloro, ni sufrimiento, ni muerte. Luego nuestra salvación
será completa.
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