HUELLAS DE SERVICIO

Marta fue una noble y piadosa mujer con un corazón de sierva y una extraordinaria
Capacidad de trabajo. Por lo general resalta en los lectores de la Biblia el incidente entre Marta y María descrito por Lucas (cáp. 10), sin embargo, no debemos desconocer que para esta mujer, Jesús era un Huésped Celestial, cuya presencia debía honrar, en aquel instante. Los servicios domésticos constituían, para la joven afanosa, un elemento impostergable. El Señor respetó, cariñosamente la inmadurez de la joven, amonestándole con la intención de orientar su servicio correctamente: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas”. La gentil amonestación de Jesús tuvo su efecto edificador en ella, demostrando que el servicio al Señor es muy necesario también, siempre que no se pierda de vista, que el centro del servicio es, Dios y no los intereses propios. Es fácil cometer el error de servir a la obra en vez de servir al Señor de la obra.
En Juan cáp. 12 encontramos a Marta sirviendo con alegría de corazón. El esmero y dedicación de Marta por atender al Señor son huellas imborrables en la vida de aquel que está dispuesto a servir.
El Señor enseñó la manera en la que podemos hoy dejar huellas de servicio, el ejemplo lo encontramos en Mateo 25:42-46 “…Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.”